Nos solicitan una reducción de jornada por cuidado de familiar dependiente y querríamos saber qué documentación debe aportar la trabajadora para que podamos conceder dicha reducción. ¿Está vinculada también a unos niveles mínimos de renta del familiar afectado o únicamente a criterios de dependencia?
No, la reducción de jornada por cuidado de familiar no está vinculada a niveles de renta del afectado, sino únicamente a criterios de dependencia. Para su concesión, la trabajadora debe acreditar que el familiar no puede valerse por sí mismo y que no desempeña una actividad retribuida.
El artículo 37.6 del Estatuto de los Trabajadores reconoce el derecho a la reducción de jornada a quien tenga a su cuidado directo un familiar hasta segundo grado de consanguinidad o afinidad que, por razón de edad, accidente o enfermedad, no pueda valerse por sí mismo y no trabaje. La jurisprudencia ha reforzado que debe probarse la necesidad de atención directa.
Así, la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón de 1 de julio de 2015 concedió la reducción de jornada a una trabajadora por cuidado de su suegra al acreditarse una situación de dependencia severa (grado II, nivel 1), lo que implicaba necesidad de ayuda varias veces al día para tareas básicas.
En sentido contrario, la Sentencia del TSJ de La Rioja de 2 de junio de 2005 denegó una solicitud porque no se probó suficientemente que la madre de la trabajadora necesitara cuidados, ni que no existiera otro familiar que pudiera atenderla, y los informes médicos no detallaban dolencias concretas.
También la Sentencia del Juzgado de lo Social nº 1 de Pamplona, de 20 de junio de 2014, analiza un caso en el que se concedió la reducción al acreditarse con certificado médico que la suegra de la trabajadora padecía múltiples patologías que exigían supervisión continua.
La documentación que puede aportar el trabajador para justificar la necesidad de cuidados incluye:
Informes médicos que detallen la necesidad de asistencia diaria.
Certificados oficiales de discapacidad o dependencia.
Informes de trabajadora social indicando que la persona solicitante es cuidadora directa.
Acreditación de que no existe otra persona conviviente que pueda hacerse cargo del cuidado.
En definitiva, deben concurrir dos requisitos simultáneos: que el familiar no pueda valerse por sí mismo y que no perciba ingresos por trabajo, sin que sea necesario atender al nivel de renta.